¿Cuál va a ser mi colegio de prácticas y quién va a ser mi tutor de prácticas?

Estoy segura de que la inmensa mayoría de futuros profesores o jóvenes que aspiren a estudiar para ser maestro o profesor, se han hecho esta pregunta y sinceramente pienso que con bastante razón.

Si antes de ejercer como docentes se va a tener que hacer “El Mir Educativo”, nos preguntamos ¿Dónde está el colegio en el que se esté formando a los alumnos en relación a lo que será su profesión futura, en el que se pueda observar y aprender cómo se enseña a los alumnos las habilidades necesarias para triunfar, social, personal y profesionalmente en el siglo XXI?.

La profesión docente será, en los próximos años, la que más necesidad de profesionalización necesite, comparable a la que, desde hace mucho tiempo, se exige a los futuros médicos.
Hoy por hoy, en España, el acceso a Medicina solo lo tienen los mejor preparados, el nivel de exigencia durante los estudios universitarios es muy grande y el periodo de prácticas se realiza en buenísimos hospitales.

En Educación estamos a años luz de estos planteamientos y lo que resulta imposible es que los dos años de prácticas, que se pretenden, se puedan hacer en buenísimos colegios en los que, actualmente, se esté formando a través de las denominadas Habilidades del siglo XXI.

No sé cuánta gente estará planificando la mejora de la educación en nuestro país, ni en quién se estará apoyando el ministro para emprender este camino, pero desde luego como se haga desde un despacho va a servir de muy poco.

Asegurar que dos años de prácticas mejorarían la función docente y pensar que podría ser una solución al problema sería, no un nuevo disparate, sino el mayor de los disparates.

Antes de enviar a futuros maestros a aprender cómo enseñar en el siglo XXI a los colegios españoles, habría que desmontar los planteamientos pedagógicos y filosóficos que sustentan sus Proyectos Educativos, en  la mayoría de ellos y, además, conseguir que los docentes comenzaran a desaprender prácticamente todo, en lo que se han apoyado para enseñar, hasta el día de hoy.

No es necesario que la transformación esté consolidada, pero es imprescindible un cambio de actitud ante las necesidades de los alumnos de estos tiempos.

Un docente  en actitud de cambio, transformación y crecimiento personal, en beneficio de una mejor educación para sus alumnos, sería un excelente tutor de prácticas para un futuro maestro.

En este caso estaríamos ante un docente empático, creativo, colaborativo, entusiasta, curioso, tecnológico, divertido, investigador, humilde, facilitador  y muy trabajador.

Colegios con este perfil de docentes serían los ideales para acoger a los futuros MIR EDUCATIVOS.

No olvidemos que la clave del éxito de un sistema educativo son sus docentes.

María Montessori defiende que si educamos respetando la esencia de cada niño, poniendo junto a él a adultos honrados y trabajadores, el éxito en educación está garantizado.

Mª Dolores González Valverde

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